Zenaida ingrata me traes rendido
desde el momento en que te conocí
muchos amores he conocido
pero ninguno se parece a tí
Paloma blanca prenda tus alas
para volar al jardín aquel
tan delicioso que a mí me encanta
quiero endulzarme con tu dulce piel
¡Ay Zenaida como la quiero pues!
En este mundo ya nadie sobra
no ha de faltar quien me sepa querer
y a la de buena que tú soy hombre
no desgraciado con una mujer
Soy marinero de puerto en puerto
y que navego en un buque de vapor
y ando en busca de mi Zenaida
que se embarcó para Nueva York
Anda Zenaida no seas ingrata
con el que tanto te supo querer
de ti me ausento y quizás nunca
en este mundo me vuelvas a ver
Zenaida ingrata ya me despido
porque mañana me voy de aquí
y si algún día de mí te acuerdas
más nunca digas que quedó por mí.