El perro estaba entrenado
estaba educado
a detectar la droga
De olfato muy delicado
buscó en todos lados
moviendo la cola
Ya estaba muy enviciado
a la goma de amapola
Ernesto estaba calmado
sentada a su lado
su novia Julieta
El perro desesperado
algo había olfateado
en la camioneta
Ordenó el uniformado
pásenle a aquella caseta
En la segunda inspección
Ernesto paró la troca
Julia de mi corazón
haber de a como nos toca
Será nuestra perdición
si el perro huele la coca
Aunque era domesticado
ya necesitado aumentó
su bravura
Brincó al asiento ladrando
furioso rasgando
ya la vestidura
Y empezó a tragar bocados
de la cocaína pura
El can ya descontrolado
pues se había pasado
su furia era tanta
Con el hocico babeante
de aquel vigilante
buscó su garganta
Ahí se murió sin soltarlo
como divina venganza
Se formó la confusión
los otros perros aullaron
Ernesto se aprovechó
De que nadie los cuidaba
corriendo se regresó
dejó la troca olvidada.